lunes, 26 de septiembre de 2011

Taupo I: Echando raíces pa´ invernar

25/06/2011 – 04/07/2011 – Día 136 a 145 



Viernes por la tarde llegamos a Taupo luego de todo un día de caminatas, bellezas naturales y un poco de relax en las hot waters. Se trató de un viaje x una ruta corriente, a excepción de que cada un par de kms podes ver humo saliendo de los costados de la ruta; el argento pensaría en los piquetes, huelga general, o simple quema de pastizales, pero el nombre mismo de la ruta te puede dar noción del motivo, porque transitar x la “Thermal Explorer Highway” es cruzar por una de las zonas con mayor actividad volcánica del mundo, se ve que la fama les sube el humo…
Al final de la ruta, ya entrando a Taupo, tenés que subir una colina a la que al llegar a la cima y empezar a bajar podes apreciar todo el lago Taupo desde arriba, con una vista al fondo de las montañas Raupehu y Tongariro, precioso.

Primer destino fue Mc Donalds para chequear si había novedades en internet, para luego contactar a un tal Luke, amigo couchsurfer que me iba a dar asilo hasta ver qué pasa acá, si agarro el laburo y, en caso afirmativo, hasta encontrar un nuevo hogar para empezar a instalarme en Taupo.

1er hogar: Couch Surfing literal


Mensaje va, mensaje viene, fuimos a parar a la casa de Luke, un kiwi de 28 años con muy buena onda, que al contarle que teníamos una entrevista al día siguiente en el “Bayview Wairakei Resort”, nos dijo “boludo, yo trabajo ahí haciendo mantenimiento!” (los doblajes siempre tienen esta distorsión, vio?), así que nos contó un poquito del lugar, parece que es uno de los hoteles más grosos de la zona, faaaaaahhh!
Empezando a instalarnos, el muchacho nos da un par de frazadas y nos ofrece una habitación con un par de colchones para tirarnos, o bien podíamos usar los sillones que tenía en el comedor. La segunda opción fue la elegida, y no es por cualquier cosa. En New Zealand la gente no tiene calefacción, es inentendible como con el frio que hace en invierno no se las ingenien para poner algo que climatice un poco las casas, al margen de los hogares a leña que tienen en los comedores. Ahí creo que expliqué el porqué de la segunda opción, que no dejaba de ser bastante fresca de todas formas.
Así pase uno de los peores momentos de mi vida, y fue cuando el 27 de Junio a las 6 AM sonó mi despertador. Era la revancha de la promoción entre River y Belgrano. La seguí vía Tweeter desde el celular, acostado en el sillón y bastante cagado de frio, pero eso no importaba, lo que la hizo la peor ya todos sabemos lo que fue y dejamos el tema ahí.

Luke nos comentó un poco algunas cosas para hacer en Taupo, nos llevó a una fiesta de gente del resort a la noche siguiente, nos preparó un curry (comida india bastante picante) y hasta nos dio una sesión de relajación y yoga. Un pibe muy copado que, hay que admitir también que está un poco chapa, me mostro un video de el con los amigos que hicieron una especie de carrito para viajar en las vías y se hicieron el trayecto Napier-Gisborne (aquel que hice yo al ppio del viaje) por las vías del tren!!! Locos de mierda!. Pero se ve que le gustan esos deportes de riesgo, y tal vez uno de estos findes me lleva a hacer snowboard!
Al pasar los días y conocerlo mejor, nos dabamos cuenta que Luke estaba un poco mas que un poco chapa, el pibe decía que podía ver el futuro y que se comunicaba con una mina en Auckland x una especie de telepatía y que veía ovnis y que se yo. Todo esto no lo dejaba de hacer un tipazo que siempre estaba cagandose de risa y con buena onda.

En busca de un ingreso


Llego el día de la entrevista, 14.30 hs teníamos que estar en el resort para ver al manager de F&B del hotel y ver qué onda, qué ofrece y cómo la chamuyamo!!!
Así fue como previa pasada de maquinita para emparejar la barba, nos mandamos al hotel a unos 9 km del centro de Taupo y fuimos a la carga x esta oportunidad.
Efectivamente se trataba de un indio, muy bien presentado de saco y corbata bien arregladito, al mejor estilo villano de 24 (para seguidores de la serie), que nos entrevistó con una sonrisa, nos preguntó un poquito sobre nuestros CVs y nos dijo “listo, el Miércoles arrancan, les hago contrato de 3 meses porque su visa no permite más, espero que no tengan problema”. Jaaa! Citando a Alf: “No haaay problema!”, tengo el invierno asegurado, por más que se trate de un trabajo part-time y sin horarios fijos, pero me servirá para no tocar los ahorros y hasta juntar unos pesitos extra para lo que se viene.
“Antes de seguir – dijo – les comento que van a tener acceso a las instalaciones del hotel, tenemos una pileta de 33 grados, un gimnasio, tenis, golf y squash, al margen esta decir que cuando estén de turno van a tener almuerzo o cena, según corresponda”. Daaaaaaale! Despertame boludo que esto no puede ser! Me saque el gordo de navidad, y eso que estamos en Junio!!!
Trato hecho, el miércoles venimos a firmar contrato y hacer la inducción, con Avito nos miramos y no sabíamos si reírnos, pegar un grito de alegría, o qué. En principio con una mirada nos dijimos “quédate piola”, al salir y dirigirnos caminando hacia la van, Atif (o Solari, como lo bautizamos por su nacionalidad) sale de la recepción y grita: “Nicolas, me olvide de decirte pero te tenés que afeitar” uh me cagó, pero bueno, nada es perfecto.
Nos trepamos a la van entonces y al arrancarla y salir de nuevo a la ruta pegamos el grito que teníamos atragantado hacia unos minutos, por pocas hs. de laburo que fueran, ya teníamos una fuente de ingreso que nos permita pasar el invierno laburando con techo y sin frio, encima de gozar de lujos no aptos para backpackers como los que se venían. Espectacular.

Buscando hogar


Una vez asegurado el tema laboral, quedaba buscar un lugar para instalarse a mediano plazo en esta linda ciudad y es por eso que salimos a buscar a las carteleras de los supermercados de donde sacamos un par de contactos: la primera era una casa espectacular, con vista al lago, relativamente barata, pero había que sumarle los gastos de electricidad, gas e internet, que no sabíamos bien cuanto seria, pero igual nos cerraba. El único tema es que la Sra. quería que le asegurásemos 3 meses de estadía, y eso no era posible para nosotros, así que la dejamos en stand by hasta ver si pegábamos otra cosa.
Segundo lugar una casa un poco más alejada, fría y algo tenebrosa, además de carísima, fold.
Así que Mc Donalds de vuelta a internet, una tarde buscando en Trade Me (Mercado Libre de NZ) y paginas similares a ver si salía algo. Miles de mensajes, algunos contestaban, otros no, hasta que llego uno que dijo “vengan a verla a las 6”, horario en el que llegamos y encantó x la calefacción, x la internet y por lo económico: solo 80 $NZ, era una ganga, siempre y cuando los costos de electricidad y gas no se vayan al demonio, eso todavía no lo sabemos.

Así es entonces como compartimos con Avo una pieza pero tenemos un comedor gigante, cocina americana y una preciosa vista al lago, un poco empañada por una casa que hay en el medio, pero espectacular. Encima los que nos alquilan (una pareja de kiwi de nuestra edad) si bien mucho contacto no tenemos, son muy buena onda y nos sirve para practicar inglés, aunque el pibe nos hable como a boluditos porque se da cuenta que a veces no cazamos ni medio.

Un poco de turismo


Teníamos unos días hasta empezar a trabajar, así que fuimos a pasear un rato. Así, a modo de i-site, enumero algunas actividades para hacer en Taupo:
  • Huka Falls, una catarata con una potencia impresionante, es un rio que de golpe se hace más angosto y el agua toma mucha fuerza durante unos 200mts. para después terminar en una caída. La fuerza y lo revuelto del agua hace que tome un color turquesa espumoso, muy lindo, 4 nikitos. No hacer la caminata, a las hot waters es al pedo.
  • Cráteres de la luna (craters of the moon), un paseo con más humo, acá te cobran 6 mangos de entrada, que si bien todo vale la pena ser visto, después de haber apreciado tantas cosas ni en pedo vale pagar una entrada. 2 nikitos. Puro humo. Acá fuimos con Alita y Vir, dos amigas de Te Puke que estaban de paso camino hacia el sur.

  • Subida al mount “Tauhara”, me lo recomendó Luke, Summer (mi nueva house mate) y en el i-site, diciendo que hay una vista formidable y no le pifiaron. Después de más de una hora de subir y no parar de subir, y chivar y no parar de chivar, llegas a la cima del monte con una vista panorámica de Taupo, del lago y al fondo las montañas con pico nevado. Lo más lindo que vi hasta ahora en Taupo. 4,5 nikitos y volveré. Acá fui con Alex, el mex, que vino a visitarme en su recorrida x NZ previa a su vuelta a su país.
  • Hot waters, espectacular rio con cascaditas de agua caliente (demasiado para mi gusto a pesar que es invierno), fuimos después de la larga caminata al monte a relajar los músculos con una cervecita y lo logré al punto de casi acalambrarme y desmayarme del calor. 5 nikitos por lo raro y el relax.


  • Represa, lindos colores en la caminata, lástima que metieron la represa porque el paisaje pienso que hubiera sido más lindo si fuera todo natural. 3 nikitos, no hay demasiado x ver pero hay lindos colores.



  • Lago Taupo, la ciudad termina acá, así que es inevitable ir, fuimos con Alita y Vir a comer y volví un día a leer y tomar unos mates, muy lindo y hay una ramblita para correr para los interesados, que de más está aclarar que no es mi caso. 5 nikitos, increíble ver un atardecer que hace al agua, las nubes y las montañas de un rosa espectacular.


Veremos como sigue!

Abzoo

Nico

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Rotorua: La suerte está echada

Día 130 a 135 - Rotorua - 19/06/2011 – 24/06/2011


Cortada del cordón bonaerense


Llego el momento: Seba se va para Queenstown a juntarse con su novia, así que lo lleve hasta Tauranga desde Te Puke para tomarse el bondi a Auckland, de donde salía su vuelo.
Durante la media horita de viaje, fuimos charlando y cerrando algunos temas que habían surgido en el último tiempo y si bien ya hacía rato que tenía ganas y me venía preparando, me di cuenta que ya estaba listo para abrirme, me sentía más seguro y con ganas de manejar mi viaje a mi propia manera.
Al dejarlo en Tauranga y volver a la camioneta sentí una sensación algo rara, al margen del último mes en el que no nos habíamos visto mucho por diferencias horarias, había sido mi compañero de viaje durante 4 meses, pero ya lo dije: a mirar padelante y transitar nuevos desafíos. Nos juntaremos para ir a Asia.
 
El toro por su parte, decidió irse a Gisborne a la época de Prunning (corte de ramas del campo), yo Gizzy ya lo conocía y el frio del invierno en el campo no me tentaba en absoluto, así que me daba la excusa perfecta para abrirme de lo que traje de baires, cosa que ya andaba con ganas de hacer. Nos veremos más adelante.

Al ayudar al Toro y a Tony a empacar el auto y despedirlos, luego volver a la casa del nazi a ordenar un poco, me senté en el sillón 10 min y pensé que ahora si estaba solo y todo dependía de mí. Miedo, adrenalina y una especie de libertad pasaron por mi cabeza en ese momento, así que puse manos a la obra, ordene un poco la pieza que venía compartiendo con el toro y mis cosas para seguir viaje, dándose que empecé a encontrar cosas que estaba dando por perdidas en los días previos, señales de que la suerte iba a estar de mi lado.

Ya tenía pensado más o menos mi nuevo itinerario de viaje, dejando fluir las cosas con un horizonte en vista, pero sin saber lo que pasaría en el medio. Hable con Avito (amigo del Packhouse), que también quedaba solo porque Pipino (su compañero de viaje) se iba junto con el toro, así que para no estar completamente solo, porque nos veníamos llevando muy bien y estábamos en sintonías similares, le comenté mi idea de aventura desde Te Puke (Norte de la isla norte) rumbo a Wellington (extremo sur de la isla norte), parando en el medio en las ciudades para buscar algo de trabajo y plantándonos cuando encontrásemos algo que nos permita resguardarnos del frio y crudo invierno kiwi.

Así fue como la primer noche para no dormir solo en la casa del terror, hice un operativo escape junto con mis amigos los gallegos Matheu y Rie, ellos me ayudaron a llevarme las cosas y a encarar al nazi en caso de encontrarlo, por suerte no hubo encontronazo y zafe, vengue sus ideologías de mierda con 2 días de estadía gratis en su casa y me fui a pasar la última noche con los gallegos y Avito en la casa que ellos alquilaban, al día siguiente arrancaría el viaje x la mañana.

1er destino: Rotorua


Y así fue nomas, a eso del mediodía zarpo la van hacia Rotorua, por las calles de adentro para no cruzarse al nazi en la principal de Te Puke, así salimos a la ruta a esta ciudad a unos 60 km aprox hacia el sur.
Lo primero que hicimos en Rotorua fue ir a todos los grandes hoteles para dejar CVs, pero todos decían que iba a estar complicado porque el invierno no es época turística para la ciudad, pero nosotros con fe tiramos los “resumes” en todos lados, también en un par de agencias de empleo, pero nada paso.
Pasamos una noche en hostel, y al día siguiente nos caminamos toda la ciudad como 20 veces de 10 am a 24hs, buscando y buscando y conociendo y conociendo, también entramos a internet a empezar a mandar CVs a los hoteles de Taupo, que sería nuestro próximo destino en la búsqueda de laburo “indoors”, en caso de no salir nada en la primer escala de esta nueva travesía.

Dándonos cuenta que el costo de vivir en backpackers seria elevado, el día 2 fue dormido en la van en el medio del centro de Rotorua, ya viendo lo complicado que estaría el tema laboral, nos levantamos temprano rodeados de gente que caminaba por la ciudad y nos fuimos a hacer una caminata para ver los Geysers de Te Puia (son esa especie de volcanes que escupen agua parriba) desde arriba de una montaña, una muy linda imagen, que según Avito es suficiente contra los 40 mangos de la entrada al parque, que él ya había hecho y más teniendo en cuenta la idea de ir al parque Way-o-Tapu a ver otro Geyser cuando siga viaje hacia el sur.
Al volver por la tarde al centro y ya arrancando literalmente la chata para salir camino a Taupo, Avo señalando al negocio que tuvimos frente a la van estacionada durante dos días me dice: “che, eso es una agencia de empleo???”, al parecer lo era y nos mandamos, ya nada que perder había, y en esta oficina nos facilitaron 6 contactos de otras agencias para backpackers como nosotros. Nos mandamos uno por uno a estos lugares y yo le anticipe a Avito: “esto que acabas de encontrar nos va a salvar, acordate…”. Y así fue, luego de un par de recorridas frustradas encontramos al lado de uno de estos locales otro lugar que no estaba en la lista, al cual obviamente entramos porque, repito, nada que perder había.

Resultaba ser una especie de academia de entrenamiento gastronómico, donde se daban cursos de cocina, bar tender, etc., pero que también se encargaban de la gastronomía de ferias y grandes eventos en Rotorua. Con la cara bien dura volvimos a preguntar si necesitaban gente y para la no sorpresa nuestra (estábamos seguros que algo iba a salir), sí precisaban personal… necesitaban mozos para una feria dos días después, así que nos mandaron a comprar un pantalón y zapatos negros, que muy económicamente conseguimos a 8 dólares el juego en el Salvation Army (venta de ropa usada, donde la recaudación se usa para beneficencia), inversión que se pagaría sola en menos de una hora de trabajo y luego volveríamos a firmar el contrato que, en este caso sí, me sorprendió al ver que el empleador era “Compass Services” empresa para la cual trabajé tiempo atrás en Bs. As.. Pero nada podía decir, pues mi CV estaba totalmente manipulado y yo era un experto camarero y barman en Argentina.

Rasguñando un techo y bancando la semana

 
Como comente, estaba sin techo y sin un gran ingreso en vista, ya que el trabajo que tendría en Rotorua sería algo casual, es decir que solo cuando el empleador quiere te llama y vos vas a laburar x hora. Así que recurrí nuevamente a la querida página web Couch Surfing (ver capitulo Northland), que volvió a salvarme las papas… Dos contactos respondieron dando el Ok, 1ero una pareja de hippies cuarentones según recordaba en la foto de perfil.  Y no pifie x tanto, esta pareja había vuelto hace unos meses de su viaje a través de toda América, viajando de arriba abajo. Ahí fui a parar un par de noches y la primera nos tocó una cena familiar, donde comimos de arriba una comilona bastante potentosa, charle con los locales y practique bastante el inglés.
El 2do contacto era un brasilero que vive acá hace 6 años, así que había que hablar en inglés porque era un kiwi más. Como ya tenía techo para esa noche nos encontramos en el lago y nos llevó a conocer un lugar no demasiado transitado x turistas, pero no por eso no demasiado hermoso. El lago Rotorua aparentemente se alimenta de agua que sale x debajo de la tierra, y ahí fue donde este nuevo amigo nos llevo: cruzando al otro lado del lago se ve como el agua surge de abajo de las rocas y hace nacer un rio a  la inversa de como yo conocía la lógica gravitatoria del ciclo del agua, realmente muy bonito, raro y con unos colores de la ostia.

Volviendo a la seriedad, llegaba el día laboral, había que ponerse el disfraz de mozo y salir a chamuyar un poco para ganarse unos mangos, pero también la anécdota de haberse calzado la bandeja y ofrecer cual cosa venga desde la cocina.
Muchas cosas pasaron este día, es difícil resumirlas sin que este post se haga eterno, pero vamos a tratar porque lo vale, y da fe del título de este post, porque “la suerte está echada”.
Para empezar, y en esto si voy a ser muy escueto, este día se jugaba el primer partido de la promoción, River se jugaba la categoría y yo lo sufrí minuto a minuto desde el celular vía Tweeter, escapándome cada 5 min a ver que novedad había y llegando casi a las lágrimas mientras me enteraba de lo que ocurría.
En segundo lugar, y ahora empiezan las buenas, al entrar a la feria y empezarla a recorrer, me doy cuenta que es una exposición de hoteles y centros de convenciones, lo que estaba buscando para pasar el invierno, así que no solo tenía el día de laburo que me iba a bancar la semana, sino que también decenas de stands con contactos a los cuales les podía mandar mi manipulado CV para pasar el invierno en cualquiera de las ciudades que decida contar con mis servicios.
Así fue que conseguí como 20 tarjetas, al ponerme a charlar, me di cuenta que en algunos casos los que se paraban en los stands eran los gerentes generales de los Resorts, así que otro punto a favor.
Llega el horario del almuerzo y otra buena: comida de fiesta gratarolaaa, obviamente le di duro y parejo y mientras masticaba suena el teléfono con nro. desconocido, “cagamos, hay que contestar en ingles!”.
Resulto ser un indio que decía ser manager de food & beverages de un hotel en Taupo, donde había estado mandando CVs durante la semana vía mail, y quería tener una entrevista conmigo.  Muy serio me hice entender y coordinamos una reunión para el sábado, me mudaría en un par de días de nuevo cerca de 100 km más al sur.
Y así siguió el laburo, luego de lo que fue la feria hubo un par de hs muertas para preparar el salón para una alta fiesta con bandas, música, canapés y champagne, donde también tenía trabajo que hacer ofreciendo mi bandeja “bi-sabor”, que preparaban especialmente para mí, porque más de dos gustos no podía explicar en idioma gastronómico concheto y encima en inglés.

Terminada la jornada laboral, fuimos a dormir a lo de los hippies con la idea de levantarse temprano y salir hacia Taupo, parando en el medio en el parque termal Wai-o-Tapu donde hay un Geyser (esos volcanes q escupen agua) que erupta a las 10 todos los días (comprobé que esto era inducido x un polvito que le echan al agujero – por mas mal que suene-) y varios lagos de colores increíbles, además de una pileta de barro que largaba burbujas al mejor estilo Jurassic Park, y coronando el día entrando a un rio de agua termal en medio de la ruta, con agua a unos 25 grados, fácil.





Con uds un par de videitos de lo que fue este parque...




Luego de este día completamente turístico, seguimos viaje a Taupo, mañana hay entrevista y esta vez aprendí: contactar a los couchsurfers antes de llegar a la ciudad, así que ya tengo donde parar en mi próximo destino.

Arrivederci
 
Nico

jueves, 1 de septiembre de 2011

Bay of Plenty II: La vida de hormiga

Día 89 a 129 – 09/05/2011 – 18/06/2011 

Había conseguido un laburo en la empaquetadora de kiwis por las noches, no sabía muy bien de que se trataba todo esto, pero sin lugar a dudas debido a la gran cantidad de horas que demandaba el packhouse conseguiría los billetes que supe “biengastar” los meses anteriores en travesías varias. 


El trabajo en el Packhouse


Expliquemos el panorama y los procesos de la planta para poner a los lectores en sintonía con la situación:
Como todos sabemos, en la línea de producción cada uno tiene su tarea y, como en una cadena, al terminar con una responsabilidad se pasa al siguiente eslabón para que cumpla con sus quehaceres.
Así, los cajones de kiwi llegan a la entrada de la fábrica, donde un grupo de personas (en general mujeres de origen oriental) denominados “Graders” se encargan de mirar cada una de estas frutas y descartar las que no son aptas para la venta, como también eliminar todo tipo de ramas y basura que se encuentre entre los kiwis. Un puesto recontra embolante, muy similar al que me toco hacer durante mi época de “pelador de peras” (Ver Napier en el fernetastic blog), que trate de evitar siempre desde que entre al packhouse.
De esta manera la máquina que discrimina la fruta por tamaño es alimentada de kiwis, mientras que desde atrás, hay otro grupo de individuos con la responsabilidad de armar las cajas de diferentes formas y tamaños, para que el “Packer” se encargue de juntar estos dos elementos, cerrando la caja y enviándosela al “Stacker”, quién reunirá las cajas en torres sobre pallets (tarimas de madera) para que un autoelevador se lo lleve al almacén o camión para la venta.

Caímos con el Toro a la fábrica y nuestra primer tarea fue la de “Stackers”. No, no son las hamburguesas de Burger King apiladas como todos pensábamos, sin embargo había que apilar cajas de kiwis que venían desde la línea de producción. Tranqui en los momentos en que la maquina nos daba tregua, pero al momento que aceleraba, las cajas verdes te tapaban y tenías que correr como loco. Un par de días se bancó, hasta que descubrimos que detrás de la gran maquina se escondían los armadores de cajas y nuevos personajes. Ahí fue donde me escapé ni bien pude (digamos que llegabas y te parabas donde te pintaba, después los supervisores empezaban a redistribuir a los jugadores según conveniencia) porque era un laburo bastante más relajado.






Allí pase la mayor cantidad de mi estadía en el packhouse, aunque era un puesto bastante codiciado, entonces cuando llegas tarde te quedas sin lugar y todos saben que yo temprano no iba a llegar, y menos aún con el Toro como socio… cuando llegabas tarde en general te tenías que buscar un lugar, el mejor que puedas como si fuese “el juego de la silla”, corriendo buscando un hueco donde entrar y estar lo más cómodo posible durante las siguientes…. 10 horas y media!!! Así fue que volví al Stacking y también fui al Packing, donde en los momentos de acelere era bastante jodido también, porque se te venia un tsunami de kiwis que tenías que hacer entrar en la caja, cerrarla y mandarla para el siguiente eslabón. Aunque del “Grading” zafé.

La otra cara del Packhouse


Pero no es todo trabajo y responsabilidades en el Packhouse, porque en definitiva acá estaba para pasarla bien mientras juntaba unos mangos para seguir viajando, entonces ni mamado me iba a tomar estas cosas en serio. Juegos y jodas varias surgieron en las cajas, charlas delirantes para pasar el rato, mandar cajas al revés a los packers y jueguitos de niños (por algo así me llaman mis amigos en Bs. As.) que permitían hacer más amena la larga jornada.

Un día boludeando con Liam, un amigo francés, dijimos:
-          “che, yo me siento como Rocky Balboa en el frigorífico acá”
-          “estaría bueno hacer el video”
-          “Y hagámoslo”
Así, uno de los últimos días de laburo, salió esto:



Sin embargo a pesar de jodas y boludeo también surgieron charlas filosóficas con los amigos Gallegos, sumado a las clases de Catalán y de “Franquismo”, que me ayudaron a entender que en España no todo es color de rosa y viven en medio de un quilombo constante desde hace rato. Charlas que podían llevarse todo el turno. O de temas varios como aquella reunión que se armó entre la comunidad Europea (Españoles, Checo, Francés) y un par de Argentos donde se discutió de historia, de situación económica y temas más “serios” que tuvo que suspenderse en el mejor momento porque la línea de producción dejo de funcionar por falta de cajas y consecuente cagada a pedos de la jefa apodada “Cindy(entes)”, que además de la razón de su nickname lucía un bigote bastante voluminoso.

Lo bueno es que también podías probarte en nuevas situaciones generándolas vos mismo, como aquella vez en que cambiamos de turno por un par de días, donde la supervisora (maorí gigante y con cara de mala) me trataba mal, a lo que respondí con miradas desafiantes hacia ella hasta que se cansó y vino en un momento a decirme que “mañana no había trabajo para mí ni para él (señalando al toro por ser mi amigo)”, disparado salí a buscarla, preguntando el nombre como si fuese una de esas conversaciones telefónicas en que pedís hablar con un supervisor. Semejante quilombo se armó que vino el manager de la línea a ver qué pasaba, y tras discutir un rato (obviamente todo en inglés) salimos triunfantes, porque éramos  “victimas”.  “nunca te vi tan sacado”, palabras del Toro, que se había metido en el quilombo por mis provocaciones y veía mis juegos en platea preferencial. Igualmente de alguna manera la tuve que pagar: en mi último día de trabajo, finalmente fui Grader…
Puede sonar a una pelotudes todo esto, pero al que me conoce sabe que en estas circunstancias yo hubiera reaccionado de una manera totalmente diferente, y creo que vale la mención.

Los días que estaba cansado y no tenía ganas de boludear o ponerme a charlar me limitaba a armar mis cajas y volar un poquito con la mente planeando y planeando viajes. “como sigo”, “donde voy después y después y después”, con lo que luego de una de estas charlas filosóficas que comento me di cuenta que no estaba viviendo el momento (el “ahora”), estaba viviendo algo que por más que piense y piense, no dejaba de estar en mi cabeza y ser fantasía. Tendría que dejar fluir los acontecimientos para ver qué pasa, porque planear a 6 meses no iba a resultar con cómo cambian las cosas en el viaje de un día para el otro. Tal vez si en la vida rutinaria de Bs. As. Se pueda planear a largo plazo, pero no acá.

“Smocko” se llama a los dos recreos de 15 minutos que cada un par de horas nos daban para despejar un poco la cabeza de tanta monotonía, además de la media hora no paga que te daban para comer (miserables!).  Las comidas eran rápidas, era calentar las frituras que venían en tupper desde casa (recordemos en los lugares que viví en el post anterior, y que en el mejor lugar no tenía horno!), o bien comprar otras frituras en el comedor del packhouse cuando nos quedábamos dormidos, porque no había mucha variedad.

Todos los días teníamos que confirmar telefónicamente si había trabajo, no voy a volver a explicar cómo funciona el picking de kiwis (ver post Northland), pero cuando llueve no hay picking y con eso a los dos días no hay fruta para empaquetar, y por lo tanto la planta no abre y los obreros no trabajamos y no cobramos.
Y comento esto porque tengo que darle la derecha a mi país en este sentido. No me voy a hacer el Che Guevara y la “igualdad para los trabajadores”, pero creo que el riesgo del negocio debería ser de quien se lleva las chauchas al final del partido, y no del pobre obrero que está siempre disponible y encerrado toda la noche empaquetando kiwis con el sistema de pago por hora que se usa acá. Y lo digo con la idea de ser en un futuro uno de los que junte las chauchas, la experiencia no deja de servir para tener en la cabeza que un tipo que está trabajando para vos no tiene por qué pagar por los riesgos que asumiste.

Ya a las 5 AM, al salir de la planta cada día, salía el bondi al grito “Morón-Merlo-Cataluña!”, dado que alcanzábamos a Seba, Avito (oriundos de la zona oeste), “Vasco” y “Gallego” (Catalanes que apode de ésta manera) junto con el Toro, camino a cualquiera de mis hogares extremistas, cuando no surgía algún picadito en el estacionamiento (si, a las 5 am) o un bajoneo por Mc Donalds antes de ir a dormir, si es que el Toro estaba cansado para cocinar su ya clásico “Sándwich Neozelandés”, lleno de más frituras pero delicioso antes de ir al sobre.

Solo un “day (night)-off” gozábamos por semana, que en general solía ser el Sábado, cuando supimos aprovechar para ir a conocer Tauranga, donde hay al menos algo de joda. Podes ir un Viernes y encontrar la “fiesta latina” con cumbia, cuarteto y reggaetón y lleno de latinos, claro está, cosa que no me interesaba demasiado (a excepción del Fernet que vendía la barra). Los sábados, por su parte, lo pasabas más con la gente del lugar.
Igualmente era bastante difícil llegar, porque mientras viví en Monte solo había que cruzar un puente, pero rodeado de controles de alcoholemia del cual zafamos en una ocasión porque Seba se tomó una lata de salsa de tomate que veníamos trayendo desde Marzo para eludir la tecnología. No es que estaba borracho, pero había tomado una copita y saltaba en el control.
Cuando viví en Te Puke, por su parte, había que hacer 20 kms para llegar, por lo que predominaron las juntadas cerveceras con los amigos del packhouse y también pude entender por qué este pueblo es un lugar no apto para suicidas, luego de haberme despertado tarde un sábado y no llegar a la licorería que a las 11 pm de un sábado ya estaba cerrada, sumada a la lluvia torrencial que caía sobre Te Puke, era un pueblo fantasma.

Ya finalizado el ultimo día de trabajo y luego de una larga charla con Tony en lo del nazi mientras hacíamos tiempo a que se despierte Seba, salimos hacia Rotorua, dado que Fede, uno de nuestros amigos de Auckland, iba a pasar su cumpleaños a esta ciudad y nos había invitado junto a Caro y Gus a festejarlo allí. Luego de un almuerzo a orillas del Lago Rotorua nos acercamos a la montaña para subirla en góndola y bajarla en kartings sin motor, es decir que con la pendiente agarraba buena velocidad. Muy divertido, la pasamos bien con amigos pero estaba destruido después de una jornada laboral sin haber ido a dormir.

Cumpleaños Feliz – 14/06/2011 – Día 125


Minutos antes de las 00.00 hs estábamos reunidos en lo del nazi con Toro, Seba y Gus, a quien habíamos traído de Rotorua buscando trabajo, charlando y cagandonos de risa un rato para que a la hora en que empezaba mi cumpleaños me sorprendan con una deliciosa lemon pie que disfrutamos durante minutos en la boca. Espectacular sorpresa y regalo de los pibes.
A la mañana siguiente agarré una oportunidad de laburo de 4 hs. q me había caído del cielo, ya que me habían llamado el día anterior cuando la temporada ya había terminado para hacer un laburo especial, así que lo agarre pensando que sería una buena excusa para levantarme temprano y dejarme bien parado ante posibles futuras oportunidades. Igualmente me fui al mediodía para comer rápido previa hablada con mamá, que me lloró en el teléfono, e ir a un partidito de futbol que organicé para celebrar mi día.
El desafío era América contra resto del mundo, dado que los argentinos y chilenos desafiaban al mix de españoles, checos y Hong Kong. Muy linda tarde y un cumpleaños totalmente distinto, si incluso se hizo un reportaje especial para el evento, que ni bien lo tenga lo voy a compartir.
A la salida pase por el súper y compre unas cervecitas para la reunión tepukiana de la noche, donde me esperaba una torta espectacular de nutela y dulce de leche hecha por Alita y Vir, dos idolas que se pasaron, porque además me prestaron su garaje para invitar a la gente (en lo del nazi no daba…) y lo decoraron con globos rojos y blancos

 
El saldo de regalos entonces fue:
·         El lemon pie de lo´ pibe´
·         Un bizcochuelo de chocolate que me compró el Tío Tony con un saludo en catalán
·         Anteojos “Rock” del profe Gus
·         Un chocolate de parte de Caro y la Pope
·         Un cajón de cervezas por Avito y Pipino
·         La torta de Nutela y la decoración del “salón” x Alita y Vir
·         Un vinito por parte de Sabri, hija de amiga de mi vieja con quien contacte antes de viajar
·         Una tortilla española cocinada por los gallegos al día siguiente
Regalos simbólicos que significaron mucho porque venían de gente que conocía hace muy poco tiempo, pero viajando las amistades saben ser mucho más intensas.

Al día siguiente laburando (hasta las 15 hs seguía siendo mi cumpleaños en Buenos Aires), gracias a la tecnología recibí saludos x chat, mail e incluso un par de llamados de amigos. Un cumpleaños muy raro.

Las cajas y la vida, una breve reflexión


Un día de esos en que el cansancio te sacaba las ganas de boludear y mientras laburaba y veía como después de que mi vecino se stockee de pilas y pilas de cajas armadas para pasarlas tranquilo más adelante sin tener que correr cuando la maquina se ponga en guacha, viene el capo (un tipo de barba) y le cambie el cartelito, diciéndole que esas cajas no van más, ahora tiene que hacer las de otro tamaño. Lo que tanto trabajo le había tomado, ya no le servía… Entonces me puse a pensar en la relación que esta situación tenía con la vida misma.

No es casualidad que las cajas hayan sido verdes, porque uno se pasa la jornada laburando duro para juntarlas, para usarlas en algún momento si la maquina se pone turbulenta y de corrida las necesita. No nos damos cuenta que nos matamos haciendo cajas para un futuro que no existe, que de un momento al otro “El Barba” viene, te cambia las cosas y te las arrebata. Al final laburaste, ahorraste cajas y nunca las pudiste disfrutar. Por eso es que hoy tenés que usar tus cajas.

Faaahhh, lo que hacen tantas horas ahí metido ehhh!!

´Ta luego!

Nico

jueves, 11 de agosto de 2011

Bay of Plenty I : Viviendo al extremo

Día 89 a 129 – 09/05/2011 – 18/06/2011


Llegamos con el toro después de 4 horitas de bondi desde Auckland hacia Mount Maunganui, Bay of Plenty, centro  latino durante esta época del año, dado que se trata de la capital mundial del Kiwi y donde gran parte de la banda de Gizzy estaba trabajando, por lo que tenía algún que otro contacto para, al menos, empezar a ver qué onda…
Así fue que recién llegado al “monte” y luego de una recorrida frustrada por los 2 hostels de la ciudad, decidí llamar al Ova, me acerque a su departamentito de lujo a 2 cuadras de la playa y me puso un poco al tanto de la situación: la posta estaba en el laburo en packhouse (empaquetadoras de kiwi), allí se puede lograr el objetivo de este momento, que es recuperar los mangos gastados y también ahorrar un poco más para lo que se venga después. La “pega” (trabajo, en chileno) consta de jornadas de alrededor de 10 hs. 6 días a la semana. Durísimo, pero el que quiere celeste…
Ya con el panorama un poco más claro y luego de un par de vueltas por monte buscando alojamiento (estos apart-hotel no eran mucho más caros que lo que se venía viendo en el resto de NZ) y tirando manotazos de ahogado vía Couch Surfing para que por lo menos nos banquen un par de días mientras nos acomodamos, pero nada.
Así fue que no quedaba otra, había que ir al Holiday Park de Te Puke, aquel que me recibió de colado un tiempo atrás en mi escala hacia Coromandel. Bastante fulero, pero nos sacaría del apuro. Mientras lo decidíamos Pablito, otro amigo chileno que conocí en Gisborne y que venía viajando con el Ova, me dice “che yo estoy vendiendo el auto y no lo estoy usando, porque no te lo llevas a Te Puke? le pones el cartel de venta y si pica algo se vende, sino todo bien… quédatelo un tiempo”
Increíble, cuando me había quedado sin forma de movilizarme me cae un auto del cielo. Le cargamos unos litros de nafta y partimos, ya de noche, hacia Te Puke. Al llegar al Holiday Park y registrarnos encontramos el apodo al auto de Pablito: “El Burrito”, debido a la consumo de combustible que por míseros 17 kms había hecho. Check in y al día siguiente por la mañana empezaría la recorrida para encontrar el ya tan necesario empleo.

Viviendo al extremo I: El Holiday Park


La de atras fue mi casa
Pasado el check in, el dueño del lugar (aquel que me echo a patadas un par de meses atrás, pero que ni se acordó de mi) nos llevó a nuestro tráiler, en un terreno donde había fácil 15 de estos, incluyendo en el que estaban parando Alex, La Pope y Vero, otra chica argentina. Nos acomodamos y, entre risas por esta nueva situación, nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente nos volvimos a subir al “burrito” en busca de trabajo, había 2 grandes packhouse donde aplicar pero, según un listado entregado por el i-site, también algunas algo más escondidas, además de algún que otro campito para pickear y, ¿why not?  Los negocios del no muy poblado centro del lugar.
 
Luego de un par de vueltas por todos estos lados nada salía, aplicamos en el packhouse más grande de todos, pero solo había lugar para los “casual”, es decir que te acercabas a la puerta y si ese día te necesitaban te quedabas, sino tasa-tasa, nada seguro. Hasta que la suerte llegó cuando al aplicar en “Satara”, PH que teóricamente suspendia mucho sus actividades por las lluvias, nos dijeron: “listo, están adentro, quieren empezar hoy o mañana?”, lo único que quedaba era ultimar detalles de horario, ¿turno día o noche? Por más duro y loco que suene creí que trabajar de noche me dejaría los momentos de sol libres para recorrer al menos un poco, al margen de mango extra que dejaba dicho turno. Entonces la jornada laboral arrancaría a las 6.30 pm derechito hasta las… ¡5am! Locura absoluta, pero era sabido que era por tiempo determinado mientras se recuperaban las monedas. Qué lejos había quedado aquél comentario de no querer trabajar.
Así fue que la nueva rutina se transformó en 10 hs de larga jornada laboral por las noches, llegada al H&P recagados de frio a la madrugada para encerrarnos en la caravan sin calefacción, claro está.  Levantarse, cocinarse algo y volver a la fábrica. El lugar tenía una cocina comunitaria con una mezcla de olores de todo tipo y orígenes imaginables, allí cocinabas para llevarte tu plato a tu caravan o bien, si tenías la suerte de que no llueva, de comer en una mesita al aire libre.
Las duchas obviamente también eran para todo el mundo y no muy agradables, roñosas luego del uso de los muchachos originarios de las islas del pacifico, que vienen a NZ a juntar unos mangos durante la temporada de packing y dejaban el mismo aroma que encontrabas en la cocina, pero ya fermentado.
Vida de obrero en su máxima expresión. Necesitábamos acomodarnos mejor, sabíamos que el Holiday Park era un interinato hasta encontrar algo más potable para poder vivir cómodos, en definitiva para eso se laburaba.

Pero no fue asunto fácil, porque tuvimos que devolver al burrito y si bien Seba llegó a Te Puke unos días después con la van, luego de venir a trabajar un par de días al packhouse por la noche se dio cuenta que no quería hacer ese turno y la vida nocturna, por lo que consiguió trabajo en otro de los packhouse pero durante el día y la van estaba a disposición de los trabajadores, o sea que por la noche la usaba yo con el Toro y de día Seba se iba a trabajar. No teníamos forma de salir a ver nuevos lugares donde vivir porque no cerraban los tiempos y la forma de moverse, cosa lógicamente que al cabo de un par de días ya empezaba a romper los huevos.
El asunto se agravó aún más cuando la semana de caravan se venció y había que ver que hacíamos. Podíamos renovar otra semana, pero eso nos achancharía la búsqueda de un nuevo lugar. Así, un par de días el toro durmió de colado en la caravan de Alex, mientras yo lo hacía en la van estacionada dentro del Holiday Park, en Mc Donalds (de donde me despertaron y rajaron), o bien parking público, luego de dejar a Seba y Den en su packhouse. De esta forma se liberaba la chancha para ir a recorrer Mount Maunganui nuevamente en busca de un techo.

Viviendo al extremo II: El lujo del Mount Maunganui


Entonces en uno de esos días en que la van se liberaba, nos mandamos junto al Toro y Juanma, otro amigo del Holiday Park, rumbo a Mt. Maunganui para buscar hogar. Luego de un reconocimiento del campo y no encontrar nada, volvimos a mandarnos a lo del Ova y terminamos alquilando en su apart-hotel, a unos 17 kms del laburo. La casa estaba espectacular: teníamos 2 piezas, una ducha que SI valía la pena, una cocina muchísimo más utilizable que la que nos venía acostumbrando el H&P (aunque inexplicablemente sin horno), a dos cuadras de una playa hermosa y una vista directa hacia el Mount Maunganui, montaña rarísima que le da el nombre a la ciudad. Y rarísima porque se trata de una península que termina con un monte en la punta, rodeado de playas muy lindas.





Así fue que en uno de los días libres, y estando a 2 cuadras del monte me dije: “si la montaña no va a Nico, Nico ira a la montaña” y al no poder levantar al Toro emprendí caminata solitaria para llegar a cumbre desde donde se puede apreciar una hermosa vista de la ciudad y de esta extraña geografía que ofrece el lugar. Allí me quede un rato hasta que una nube amenazadora se acercó, y me dije: “si la montaña quiere que me vaya… RAJEMOOO” y baje corriendo antes de ligarme un chaparrón.
Hubo también un par de días en que madrugué y me levante a las 2 pm para ir a la playa con amigos, como aquella vez con Alex (que había estado parando un par de días en casa de colado) y el Toro luego de un abundante almuerzo en BK y salir con las coronas de “Reyes de la hamburguesa” caminando por la calle, o con gran parte de la banda de Gisborne a tirarnos nomas, o bien solari con unos matecitos a ver un atardecer.  Así confirmaba que por más de estar medio destruido, valía más la pena laburar de noche y disfrutar por lo menos un par de horas de sol, si era capaz de hacer el esfuerzo de “madrugar”.





Todo parecía muy bonito, pero a las dos semanas de vivir de lujo debíamos dejar el apart. ¿Por qué? Porque se venía un fin de semana largo y preferían alquilarlo a turistas y también porque nos resultaba caro mantenerlo, si además sumamos el costo de combustible para ir a trabajar todos los días, que no podíamos juntarnos con los nuevos amigos del trabajo por vivir lejos, y que siempre estábamos con los huevos en la garganta esperando a que llegue el otro de trabajar con el tiempo justo, cosa que ya empezaba a generar roces en este equipo que de a poco se volvía multitudinario.
Den había decidido irse a la isla sur la semana siguiente y Seba se iría para ahí también un par de semanas después. Honestamente desde mis sensaciones fue lo mejor, porque yo no me estaba sintiendo cómodo viajando con tanta gente.
Volvimos a Te Puke, Seba consiguió vía TradeMe (mercadolibre) una casa barata y como se nos había hecho la fecha nuevamente y no teníamos donde caer parados fuimos a parar ahí sin demasiada pregunta, después de todo un techo siempre iba a ser mejor que caer de nuevo en el Holiday Park.

Viviendo al extremo III: Te Puke y la casa del terror


Caímos entonces en este nuevo hogar, nos recibió el owner y ya algo raro había en su rasurada cabeza mezclada con una larga barba al estilo vikingo, sumado a su perro mugroso de una de esas razas que las ves y ya te inspiran su respeto. Pero no hay problema: ese era el perro bueno, porque el malo estaba encerrado atrás, mierda! ¿¡Donde nos metimos!?

Nos acomodamos en la pieza al lado del garaje, bastante fría y más te resulta psicológicamente si sabés que no podes conectar un puto caloventor porque consume electricidad, regla que nos puso nuestro nuevo amigo Scott al entrar. La casa logró ganarse el apodo de “El Iglú”, por ser el único lugar en el mundo que al entrar tenés mas frio adentro que afuera, si incluso en el comedor sacabas el “humito” que te sale al respirar en el invierno.

El primer día que llegamos con el toro luego de trabajar ya a las 5 am, entramos en la oscuridad de la casa y nos dirigimos por el largo pasillo a nuestra habitación, pero había que cruzar el garaje donde dormía “Hércules”, nombre que le pusimos a Sairus, el perro de este personaje, inspirados en el perro vigilante de la película (cuidado Hércules vigila). Luego de un largo rato tomamos coraje y cruzamos corriendo a la pieza, ya no había tiempo para ir a mear antes de dormir, ese era un lujo para la mañana siguiente.

A la madrugada siguiente, al llegar de trabajar vivimos una nueva situación de thriller, porque pasó caminando un personaje hacia el garaje desde el baño. Que cagazo nos pegamos, pero al cabo de un rato este personaje apareció y nos pusimos a charlar. Resultó ser que Antonio, español de 40 años, era un bajista groso en su país, pero decidió dejar todo hace 3 años y empezar a viajar por el mundo, arrancando su travesía dándole la vuelta a áfrica, siguiendo por medio oriente, India y bajando a Australia e islitas varias para llegar a NZ, largo camino le quedaba  todavía por recorrer. Nos pusimos a conversar con él, y ese día hasta el mediodía no nos acostamos de lo interesante que resultaron sus historias y su forma de ver la vida. Con un comentario que le hacías te sacaba una radiografía psicológica, un tipo muy observador y con quien podías sentarte hablar largos ratos sin aburrirte, si incluso cada madrugada pasaba lo mismo, porque él se levantaba para ir a pickear y nosotros llegábamos, su trabajo se suspendia por las lluvias, pero no así las charlas que eran una fija hasta mínimo las 11 am cuando las pupilas no daban más.
El apodo de “Tío” que le había puesto Seba jodiendo con que era el “tío putañero”, le quedaba más que bien. No por lo putañero, sino porque era el tío de la banda, y porque era un tío de la ostia.

Toni nos comentó que el owner de esta casa era un neonazi, confirmando la teoría que Seba y el Toro ya habían olfateado en un principio, pero confirmado quedó cuando vimos su foto en el portarretratos con su moto y su campera con esvásticas. Historia para película: los 3 rusos en la casa del nazi. Pero obviamente no tenía por qué enterarse, así que seguimos viviendo ahí sin tener demasiado contacto con este muchacho.
Toni también nos advirtió sobre algunos problemitas de temperamento que tenía este pibe, que había echado a los flat mates anteriores por fumar en la casa, o que le pegaba a su novia, la bailarina erótica de internet, quien nos comentó que el personaje éste quería lucrar ofreciendo sus servicios a sus nuevos inquilinos.



Ya instalados en el pueblo donde trabajábamos pudimos juntarnos con los amigos con quienes pasábamos solo 10 hs por día en la fábrica, así mas de una vez nos juntamos por unas cervezas en el garaje de las chicas y también hicimos una escapada a las Mc Claren Falls, un lugar muy lindo, pero que al lado de las cosas que ya vi en este viaje no es nada del otro mundo.

Indigencia y supervivencia, lujos y comodidades y convivencia al límite con un neonazi fueron los extremos en que viví en la Bay of Plenty durante poco más de un mes:. Habrá un nuevo post sobre esta etapa para contar un poco más de cosas, pero me pareció copado contar primero como viví, para después darle un poco más de detalle al trabajo, sensaciones y demás.

Continuará

Nico